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4 experiencias de turismo marinero en Asturias



Disfruta de experiencias únicas y originales como una subasta de pescados y mariscos en una lonja, la visita a una zona de cultivo de ostras en el Eo o una cetárea, y adéntrate en la industria conservera de Asturias



El mar Cantábrico ha pincelado todos los pueblos y rincones del litoral asturiano. Ha influido en el carácter de sus gentes y generaciones de familias se han dedicado a los oficios del mar: la pesca, la costura de redes, la venta, el transporte de la mercancía, el cultivo de las especies, las conservas... Un importante tejido económico y cultural que puedes conocer de cerca durante tu estancia turística en el Principado. Vive experiencias originales y únicas de la mano de los mejores guías.



 





 



CLICK TO TWEET: ¡Saborea el Cantábrico en los festivales de pescados y mariscos del litoral asturiano!



 




 



 



Divertirse con una ostra en la ría del Eo



 



Ni de lujo ni aburrida, la ostra es la mejor anfitriona de la ría del Eo, Reserva de la Biosfera. En la ensenada de La Linera, en Castropol, se cultiva este molusco de manera natural gracias a la riqueza del estuario. La empresa Acueo ofrece visitas guiadas con degustación incluida durante todo el año (previa reserva en el teléfono 985 635 165), por un precio de 8 euros.





Tras veinticinco años en la zona, este equipo acumula la suficiente experiencia para que el visitante disfrute con todos sus sentidos de uno de los mayores manjares marinos. “Se cultivan ostras desde finales de los años ochenta en esta zona de especial interés para los cultivos marinos”, explica Nuria Núñez, responsable de esta empresa familiar de Castropol que cogió las riendas de una cooperativa. El equipo trabaja en una zona de tres hectáreas. Ha instalado unas 4.000 mesas ostrícolas para colocar 20.000 sacos con ostras. Estas parrillas quedan totalmente cubiertas y descubiertas de agua dos veces al día, en función de las mareas, y eso  obliga a las ostras a desarrollar un potente músculo para mantenerse cerradas. Así crecen: lentas, alimentándose del plancton específico de la zona, lo que les da ese sabor tan característico, y a golpe de marea. La producción anual ronda las 550.000 ostras, unas 55 toneladas.





La ostricultura, un mundo tan desconocido como apasionante, ha resultado no solo una forma de vida para estas familias sino un importante foco de interés turístico. “Empezamos enseñándole el cultivo a los amigos y cada vez había más demanda”, recuerda Núñez. Tanto entusiasmo se generó en estas primeras visitas, que decidieron poner a disposición de todo el público sus instalaciones y conocimientos. Salvando incluso las limitaciones marinas. El parque de cultivo se sitúa a unos 250 metros de la orilla, lo que dificultaba el acceso incluso en bajamar. Hallaron la solución: “Hemos acercado a la orilla un par de mesas con distintas fases de crecimiento para explicar de manera completa el proceso de cultivo”, detalla.





La visita, con una duración de entre cuarenta y cinco y sesenta minutos, incluye el acceso a la zona de depuración del centro de experimentación pesquera de Castropol. Y termina, como no podía ser de otra manera, con un buen sabor de boca: la degustación de las ostras más frescas, ya que se cogen todos los días. Además, los visitantes tienen la oportunidad de comprar in situ este producto con una calidad gastronómica excelente.



Durante todo el año también se pueden saborear las ostras en los restaurantes de la zona. El producto es además la estrella de festival ‘Somos la ostra’, todo un evento social y gastronómico celebrado entre finales de abril y principios de mayo en Castropol. ¿Quién ha dicho que la ostra es aburrida? Más información sobre la ostra en www.acueo.es



La subasta en vivo en Avilés y Puerto de Vega



 



¿Cómo es una subasta de pescado a la baja? ¿Y la cadena desde la captura en el mar hasta la degustación en la mesa? El recorrido por una lonja se ha convertido en una de las experiencias más exitosas de la oferta turística vinculada al Cantábrico. Varias rulas asturianas permiten presenciar en directo el funcionamiento, y tanto la de Avilés como la de Puerto de Vega incluso ofrecen visitas guiadas para adentrarse en la historia, los rincones y los oficios vinculados al mar.





Entre el 16 de junio y el 29 de agosto, el puerto avilesino ofrece esta actividad cada martes y viernes, a las 16.45 horas, de manera gratuita. Es necesario, eso sí, inscribirse en las oficinas turísticas de la calle Ruiz Gómez, 21 de Avilés, en el teléfono 985 54 43 25 o en el correo electrónico turismo@ayto-aviles.es. El cupo máximo es de cuarenta personas por día.



Rufino Arrojo, trabajador de la rula de Avilés, guía los recorridos  organizados desde hace ocho años. De su mano comienza un paseo por la historia de la ría de Avilés, desde que los antiguos pescadores decidieron organizarse en el siglo XIII para organizar la Cofradía de los Mareantes, integrada por marineros y armadores, hasta que por primera vez en 1920 se dejó de subastar el pescado y los mariscos en las propias embarcaciones y el Pósito de Pescadores El Crepúsculo contó con un edificio propio. La actual rula, inaugurada en 2009, subasta el 80% del pescado capturado por la flota asturiana. Se adjudica por un sistema de puja informatizado que ha sustituido al de viva voz.  “Lo que más gusta es esta parte”, explica Arrojo refiriéndose a la subasta.



El recorrido dura hora y media y avanza tanto por dentro como por fuera de la rula.  A los visitantes les resulta de mucho interés: “Enseñamos toda la instalación, el tren de lavado de cajas, el muelle, los barcos según su tamaño y sus tripulantes, la fábrica de hielo, la emisora de radio….”,  cuenta con detalle el guía, que antes de despedir a sus invitados abre un turno de preguntas para comentar detalles con los participantes.



En el occidente asturiano, Marcelino Jión dirige desde hace tres años estas visitas por la rula de Puerto de Vega, la principal distribuidora de percebe de Asturias y una de las más importantes de España. Para recorrer esta encantadora lonja es necesaria la reserva previa en el teléfono 985 64 80 09, ya que las visitas se limitan a grupos de entre diez y doce personas. El precio es de tres euros.





Jión, el secretario de la Cofradía de Pescadores Nuestra Señora de la Atalaya de Puerto de Vega, guía este paseo por los orígenes del coqueto puerto pesquero al abrigo entre Punta Barrero y Punta de Lana. El muelle de esta localidad, antaño ballenero, refugio ante los ataques de corsarios, comercializador de madera y hasta lugar de desembarco y de fallecimiento del ilustrado asturiano Gaspar Melchor de Jovellanos en 1811, está volcado en la actualidad con la pesca. El recorrido, de una hora,  comienza con una proyección sobre dos de los huéspedes más señeros del Cantábrico en la zona, el percebe y el pulpo, y avanza por las técnicas de pesca de bajura y su evolución, entre otras temáticas, aunque “lo que más llama la atención es la subasta, todo el mundo queda encantado”.





El Museo de las Historias del Mar, impulsado por la propia cofradía y situado a la entrada de Puerto de Vega, se convierte en el complemento perfecto en la visita a la localidad. Profundiza en la vinculación de este puerto con el Cantábrico, la evolución de las artes de pesca desde la prehistoria y los oficios vinculado al mar, con un apartado especial para los “percebeiros” y la industria conservera.



Marisco vivo en Antromero



 



Centollos, bueyes, nécoras, bogavantes, langostinos, santiaguinos, quisquillas, almejas, mejillones… Cerca del Cabo Peñas, en la localidad de Antromero, en Gozón, se puede visitar de manera gratuita y durante todo el año una cetárea con doce piscinas conectadas con el mar Cantábrico para garantizar la máxima calidad del marisco vivo. Para ello, se recomienda llamar previamente al teléfono 985 58 50 20.





“Es todo fresco”, indica Francisco Gutiérrez, propietario de la cetárea Antromero. Él mismo guía los recorridos, de entre cuarenta y cinco minutos y una hora de duración. En ellos se pueden conocer de cerca las características de cada marisco, la mejor época para degustar cada especie y aprender curiosidades como en qué fijarse para distinguir entre un bogavante macho y hembra. De manera opcional, se puede escoger marisco vivo para saborearlo en casa, con la posibilidad de cocerlo allí mismo. Una visita que “suele llamar mucho la atención, sobre todo a la gente que no ha visto el marisco en vivo”, anima Gutiérrez. Más información en www.cetarea-antromero.com





La industria conservera en Candás y Tapia de Casariego



 



Con una inmejorable materia prima de las aguas del Cantábrico, Asturias mantiene una fuerte vinculación con la industria conservera, que vivió su gran auge en Asturias durante el pasado siglo. En agradecimiento a su historia y a todos los que han participado de una u otra forma, Candás ofrece al visitante una exposición permanente en un antiguo aljibe, en el Parque de Les Conserveres. La visita está abierta al público en los meses de verano. Más información sobre horarios en la Oficina de Turismo de Carreño, con el teléfono 985 88 48 88.



El público conocerá de cerca las principales características de la industria conservera y su estrecha vinculación con la pesca, las técnicas mediante el frío, el curado o secado, la salazón y el escabechado, el nacimiento de la conserva enlatada, las primeras fábricas del mundo, la labor de los trabajadores del sector y la industria conservera en Candás, la segunda población de España, tras Gijón, donde se asentó una conservera.





Otra opción es acercarse hasta la fábrica de El Viejo Pescador, en Tapia de Casariego, en el polígono industrial de Mantaras . Emiliano Álvarez, nieto e hijo de pescadores, conserva y traslada los saberes tradicionales de muchas generaciones de tapiegos. Elabora deliciosas conservas de bonito del norte, anchoas, mejillones, caballa, sardinillas y patés con una calidad y un sabor propio del occidente asturiano.







¿Por dónde empezamos a disfrutar del Cantábrico?



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